La tristeza o apatía por este periodo del año puede deberse a varios motivos. Hay quien se siente agobiado por la cantidad de compromisos sociales ineludibles a los que tienen que asistir. La obligatoriedad de las celebraciones puede generar tensiones y conflictos entre personas que, por lo general no se llevan bien y que, en circunstancias normales, no se irían juntas de fiesta.
El exceso se ha convertido en la principal seña de identidad de estas fechas. Las tiendas están aglomeradas, hay atascos en las carreteras, la contaminación lumínica y acústica aturden los sentidos…Y aunque pueda resultar difícil de creer, muchas personas prefieren no ir de compras y desearían escapar lejos de todo. Eso sin mencionar los constantes petardos y fuegos artificiales que afectan a personas autistas, ancianos y a los demás animales en las fechas más señaladas.
Por otra parte, la brecha entre clases sociales se hace más evidente. Mientras muchas familias llenan sus hogares de luces, regalos y comida abundante, otros, en situación de desempleo, no pueden ni permitirse encender la calefacción en invierno.
Y por último, la Navidad puede despertar en algunas personas una fuerte sensación de soledad. Al ser estas unas fechas que tratan de ensalzar los valores familiares, la ausencias o las rupturas de ciertos vínculos, se hacen más presentes y más dolorosas.
Este estado de ánimo se ha convertido en algo tan común que ya tiene nombre propio. Se le conoce como “depresión blanca“, “blues de Navidad“ o “depresión navideña”.
Si tú eres una de esas personas que experimenta sensaciones de rechazo hacia todo lo relativo a la Navidad, queremos informarte de que puedes vivir esta época de un modo más agradable. Lo que recomiendan los psicólogos, es buscar alternativas. Tomarse unas vacaciones para viajar y cambiar de entorno. Pasar de todo y hacerse un merecido autoregalo. Encontrar a gente que no puede reunirse con su familia para cenar juntos y combatir la melancolía. O simplemente quedarte en casa en pijama viendo Netflix si es lo que te apetece. Lo que importa es que no actúes por obligación.
Las fiestas navideñas suelen crear unas expectativas demasiado elevadas. Se espera que los ánimos sean alegres, las relaciones sociales muy entrañables, las comidas y las cenas súper elaboradas, los regalos, el atuendo y la decoración, impecables. Sin embargo, no tenemos por qué dejarnos llevar por este afán de perfección. Al contrario, apostar por lo simple es, probablemente, justo lo que necesitas. Y no darle demasiada importancia a estas fechas, apagar la tele, encender velas, poner música suave y leer ese libro que tenías pendiente sorbiendo una taza de chocolate y canela.
En Casa Albets somos conscientes de estos sentimientos contradictorios que provoca la Navidad. Por eso, queremos ofrecer planes diferentes para estas fiestas, como menús saludables y 100% vegetales , sesiones de masaje, una buena conversación al calor de la chimenea y paseos por el campo bajo el sol de invierno.
Aunque la Navidad también es invierno y el invierno es cobijo, comidas calentitas y conversaciones alrededor de la mesa. En realidad, no hace falta más para celebrar y cuidar lo que somos y lo que tenemos.
Cuéntanos, ¿cómo te gusta a ti pasar estas fiestas? ¿Amas estas fiestas o huyes de ella?