Hoy en día, cada vez son más las personas que se unen al estilo de vida vegano. Para empezar, lo primero que hay que saber es que esto de ser vegano forma parte de un proceso, y todo depende de la persona. Muchas de ellas, comienzan ahora su andadura y cambian su estilo de vida, de forma que cambian por completo la base de su manera de alimentarse, de vestir e incluso de divertirse.
En la península ya son más de 800 restaurantes de carácter vegano, donde no se sirve nada de origen animal, por lo que cada vez son más los hogares que se adaptan a esta forma de vida, sin olvidar lo especiales que son las fiestas navideñas. Langostinos, canelones o pavo son algunos de los platos más comunes en las comidas y cenas de Navidad. No obstante, estas reuniones no tendrían porque arruinar la fiesta a un vegano, que no consume lácteos ni carne.
Pero, ¿Por qué no paran de cuestionar a los veganos? ¿Cómo se sobrevive a ciertas preguntas incómodas?
Lo más probable al expresar a la gente que somos veganos, sea que te respondan que por qué has tomado esa decisión, que si estamos seguros, además es raro que en algún momento no nos pregunten porqué no queremos gambas, marisco, pollo o jamón «¡con lo rico que está!”…entre otras muchas preguntas que pueden resultar un tanto incómodas. Pues bien, es aquí cuando explicamos y defendemos la historia del veganismo en pro de la ética por los animales, aunque a pesar de esta explicación haya mucha gente que siga sin entenderlo, es la reacción más normal que se suele tener ante algo desconocido y que, en el fondo, da curiosidad. Por esta razón, para los veganos estas fiestas navideñas pueden convertirse en una auténtica pesadilla, ya que se pueden llegar a sentir incomprendidos.